(Segunda parte de 2)
El Segundo paso de la Meditación es visualizar y expandir la Llama de Luz del corazón, sentir el cuerpo envuelto en una Luz blanca y radiante y visualizar el Tubo de Luz de Protección. Durante cinco minutos reconocer y sentir intensamente tu conexión con tu Dios Interior, enfocando tu atención en tu corazón y visualizándolo como un Sol Dorado. Todos como Hijos de Dios tenemos la Luz de Dios en el corazón, la Llama Divina, la Llama de Dios, la Chispa Divina, la Llama Trina, la Presencia de Dios. Meditar en la Luz de Dios, sentir la Presencia de Dios es la mejor manera de obtener nuestra realización espiritual.
El Segundo paso de la Meditación es visualizar y expandir la Llama de Luz del corazón, sentir el cuerpo envuelto en una Luz blanca y radiante y visualizar el Tubo de Luz de Protección. Durante cinco minutos reconocer y sentir intensamente tu conexión con tu Dios Interior, enfocando tu atención en tu corazón y visualizándolo como un Sol Dorado. Todos como Hijos de Dios tenemos la Luz de Dios en el corazón, la Llama Divina, la Llama de Dios, la Chispa Divina, la Llama Trina, la Presencia de Dios. Meditar en la Luz de Dios, sentir la Presencia de Dios es la mejor manera de obtener nuestra realización espiritual.
En el ambiente existen muchas energías de
diferentes naturalezas y cualidades, y todas juntas conforman la atmósfera de
energía en la que todos nos movemos. Dentro del mar de energías en que vivimos
es necesario protegernos con un Tubo de Luz. El Tubo de Luz de Protección lo
creamos con el poder de la imaginación y la visualización creadora, y con el
poder de la palabra. El Tubo de Luz lo podemos expandir para la protección de
nuestros seres queridos, amigos, la colonia donde vivimos, toda una ciudad, un
país y toda la humanidad.
La imaginación es un don que todos tenemos y es
la capacidad de darle forma a la substancia astral y dependiendo de la claridad
de la imagen y la vivificación de la forma con la energía del corazón, el
sentimiento y la emoción, subsistirá por más tiempo o bien se disipará. La
palabra es el don que poseemos para darle forma y vida a la energía que
proviene de nuestro interior. Cada palabra hablada lleva un cierto grado de
substancia mental, emocional y vital. Las palabras son creadoras, cada palabra
debe ser cuidadosamente pronunciada de tal manera que produzca exactamente las
formas que deseamos construir. Es necesario darnos cuenta que como Hijos de Dios
todos somos seres creadores con las energías que el mismo Universo provee. Con
el propósito de protegernos de toda energía y vibración discordante, es
necesario construir el Tubo de Luz de protección con el poder de la
visualización creadora y la palabra.
El Tercer paso de la Meditación es sentir y
reconocer la plenitud de la Luz, sentir la Presencia de la Luz e intensificarla
en cada parte de nuestro cuerpo, en cada órgano vital, en cada célula, molécula
y en cada átomo de nuestro cuerpo físico y de nuestros cuerpos sutiles o
energéticos.
Cuando la mente se mantiene firmemente y sin
desviarse sobre un objeto logra identificarse con la esencia del objeto de su Meditación.
El Maestro Saint Germain dice: “Ahí donde está tu atención ahí estás tú. En lo
que fijes tu atención en eso te conviertes.”
La continua y prolongada corriente de
pensamiento dirigida a un objeto determinado hasta llegar a absorberse en él,
es lo que se llama Contemplación (Dhyâna, Chan, etc.). La contemplación es la
base del poder de la voluntad y a través de ella llegan todas las facultades del
Ser, Dios, Yo Soy, como una corriente ininterrumpida para llegar al Samadhi o Éxtasis.
La Meditación o Contemplación ha conducido al Éxtasis
a todos los yoguis y místicos de todos los tiempos. El Éxtasis o Samadhi es el
objeto de toda Meditación. En el Samadhi la corriente se identifica con el
Océano, el alma individual con el Alma Universal, y se reconoce su Unidad
indivisible con todo lo que existe. No existen más ni pensador, ni pensado, ni
pensamiento, porque los tres elementos se fusionan en la misma Unidad. No hay
separación entre el meditador y lo meditado, el hombre se hace uno con lo que es.
Quien logra abstraerse por completo del mundo externo y concentrarse en el Yo
Soy se identifica y se convierte en la Única Realidad, Dios. Dios no está
separado de nosotros, en Él vivimos, nos movemos y tenemos el Ser y es la
esencial identidad de todos los Seres.
El Cuarto paso de la Meditación es sentir,
reconocer, aceptar y decretar nuestra naturaleza espiritual: Yo Soy un Hijo de
la Luz. Yo amo a la Luz. Yo vivo en la Luz. Yo Soy Protegido por la Luz. Yo Soy
bendecido por la Luz. Después de sentir, reconocer, aceptar y decretar nuestra
naturaleza divina, podemos seguir meditando en los diferentes aspectos,
atributos, cualidades y virtudes de nuestro Ser, Dios, Yo Soy.
Debemos aprender el arte de identificarnos con
Dios Yo Soy y sentir Yo Soy lo que Dios Es, Yo Soy Él, Él es Yo, Yo Soy lo que
Yo Soy. Dios es la Realidad Única. Meditando nos sumergimos en el gran Océano
de Dios y podemos obtener todo lo que Dios tiene guardado para nosotros. Nuestros
pensamientos deber ser cálices donde Dios pueda colocar la verdad de sí mismo. El
poder creativo del Universo que emana de la Fuente Suprema se le da al hombre
para que aprenda a cambiar mediante la alquimia de la Meditación.
Todos somos seres creadores pero creamos solamente las cosas en las cuales concentramos la atención. La imaginación y visualización creadora es el poder creador que todos poseemos. Pedid con atención consciente y visualización contemplativa y todo os será dado. Recuerda que nos convertimos en aquello que meditamos, y dado que salimos de la Luz, la Luz es Suprema Perfección y Control de todas las cosas. La contemplación y adoración de la Luz obliga la Iluminación de la mente, Salud y Fortaleza en el cuerpo, Paz, Armonía y Éxito en todos los asuntos de la vida y Realización en todos los aspectos de nuestro Ser. ¡¡¡Que la Iluminación, la Revelación y la Comprensión sean en sus Corazones, Mentes y Consciencias!!!
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